
Podemos intentar sentirnos, pero es casí como acariciarnos solos...
Placentero ¡sí!, pero la mano que acaricia es la misma que recibe...
No existe esa tensión que tiene el contacto...
Esa tensión que nos hace estremecer...
Caricias que leen el cuerpo como ¡planos!
A través del cristal podemos incluso ¡excitarnos!
Pero a mí me pone ¡lo real!
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